Empecemos por el principio. Hace unos 30 años que me entro el gusanillo del "campismo", aclaremos, en mi vida privada, por mi profesión ya llevaba muchos años "con tienda o sin tienda" yendo al
monte.
Como casi todo el mundo, lo primero fue una
tienda de campaña, pequeñita, tipo Aneto,
nada que ver con las de hoy en día de montaje rápido, pero bastante ligera para su época, la verdad es que se le dio bastante tute, hasta que por aumento de la familia, hubo que buscar otra
alternativa.
La pobre, sirvió también de iniciación para mi hijo y sus amigos, pese al mucho uso que se le dio, todavía esta de buen ver (cuidadosos que somos), por el garaje anda esperando una oportunidad.
Continuamos con un camper, partiendo de una idea original, buscamos el vehículo que mejor se pudiera adaptar a nuestras
necesidades y exigencias, como .... que no sobrepasara los 4,5 m. (por los costes de transporte en barco), que tuviera altura suficiente, baño, etc., y tras muchas búsquedas de material y accesorios,
trabajo y verificaciones técnicas lo conseguimos.
Lo disfrutamos muchos años, usándolo casi todos los fines de semana
amen de viajes de vacaciones a La Península y otras Islas., lo utilizaba hasta para ir al trabajo.
La aplicación de la Ley de Costas y la escasez de campings en la Isla, nos forzó a buscar otra alternativa.
La alternativa fue buscar un terreno y comprar una caravana.
Dicho y echo, viaje hasta Elche, enganche y vuelta a Tenerife con una pequeñita Adría de seis plazas con dormitorio fijo.
Un pequeño periodo de convivencia y venta del camper, que todavía estuvo dando guerra cinco o seis años con sus nuevos propietarios.
Pero hay que renovarse y al cabo de unos cinco o seis años de uso y disfrute, decidimos venderla, yéndose con sus nuevos propietarios para la Isla de El Hierro,
donde espero la sigan disfrutando durante muchos años., la verdad es que la calidad de los acabados y materiales de esas caravanas eran magníficos , y de la conducción que decir, se olvidaba uno de
que la llevaba a remolque.
Cambio radical, de la carretera al mar, un motovelero, libertad total, las sensaciones al navegar son impresionantes y a vela
inenarrables.
Pero.... siempre hay algún problemilla, me convertí en navegante solitario, mi mujer se marea, mis amigos dicen que el mar aquí esta muy hondo, yo les digo
que sí, pero que cuanto mas hondo mejor se flota, ni con queso...., al final mis únicos acompañantes las gaviotas y los delfines.
Al cabo de siete años, decidí que era hora de que un nuevo patrón marcara el rumbo de las futuras singladuras ,al rebautizado como Maestro.
Y vuelta a los orígenes.
Este año al fin se hizo realidad una ilusión de cuando eramos un poco mas jóvenes, la de vernos reflejados en aquellas para nosotros : "parejas de jubilados
alemanes", que llenas de energía e ilusión, a bordo de sus autocaravanas, recorrían medio mundo, sin que las limitaciones propias de la edad, ni el encontrase en país extraño limitaran sus
horizontes.
Sana envidia satisfecha.